miércoles, 16 de octubre de 2013

Preparativos del viaje

Hijos de la Ira - I

                                                                             A esos viejos yonquis que parece que se los va a llevar el viento

Los vemos pasar, estupefactos, 
con la mirada perdida 
enfocada a la otra ladera 
sin avidez, 
                   sin objeto.

Unos pierden cada día 
un pliegue de su carne 
y van trazando en su rostro
la mueca 
                 de la foto final.

Otros cimbrean su cabeza 
con supremacía
con el desprecio 
a una historia 
                  que no va con ellos.

Momias ambulantes, 
no sabemos si huir 
o intentar sujetarlos. 
No queremos mirarles, 
pero nos fijamos  en ellos
por si es 
          la última vez 
                          que los vemos. 

                                                                                            



    

martes, 15 de octubre de 2013

HIJOS DE LA IRA

En mi propósito de ir recopilando escritos que tengo casi olvidados, quiero traer la colección de poemas sociales que llamé Hijos de la Ira porque me inspiré en el libro de Dámaso Alonso que en su día me impactó fuertemente. Voy a poner numerados en las siguientes entradas los poemas que la contienen. En primer lugar transcribo la introducción que hice entonces a modo de presentación.

         
                                             "Yo escribí Hijos de la Ira lleno de asco ante 
                                               la estéril injusticia del mundo y la total desilusión 
                                               de ser hombre" (Dámaso Alonso, 1944)


Cincuenta años después de la primera edición y con la misma edad que el autor tenía por aquel entonces, me atrevo a bautizar esta pequeña colección de poemas con ese mismo nombre. Son también hijos de la ira e, incluso, del desconcierto, de la impotencia y del desgarro que experimento en este mundo dual. He utilizado su estilo de poesía "impura y desarraigada" para expresar la profunda sensación de repugnancia que me produce ser ciudadano de un mundo que no quiere ver sus propios desechos humanos, ni admitir su responsabilidad en ello. Solo se da por enterado de que existen, cuando le resultan molestos.

Además de gritar contra lo que muy pocos gritan ya, hoy describo una serie de personajes y de situaciones por si alguien quisiera enterarse de que son reales. Aunque usurpo ideas, títulos e, incluso, palabras de Dámaso Alonso no he pretendido calcar su libro, solamente evocarlo. En la forma nunca pretendería igualarle. En el fondo somos historias distintas: yo no renuncio a la esperanza.