jueves, 25 de junio de 2020

LUNA


Canto I



Luna,
        luz de noche
        penumbra de día.


Sonrisa plácida, 
                 eterna, 
reflejo y espejo. 


Lejana y cambiante, 
eres algo íntimo:
                  faro cierto, 
ritmo cíclico, 
sorpresa continua...


No sé si cómplice 
              o compañera




Canto II


Nunca me había asomado a la noche.
Solo te vi, luna, entre atisvos.

Un día me fijé en ti: 
en tus ojos hondos, 
                        agridulces. 

Descubrí una mirada atrayente 
y sentí miedo 
de tu hechizo imantado...

Algo me impedía seguirlo, 
pero rompiste las trabas 
y me dejé en ti. 

Fuiste tú, luna, 
    me echaste al riesgo, 
       a ese mundo distinto, 
          inseguro, 
              al caminar a tanteos.

Tu embrujo, luna, 
desancló mi barca, 
                    me quitó el miedo. 

Me dio ojos para ver en lo oscuro, 
sentidos para vivir las penumbras, 
nostalgias de noche en el día, 
piel fresca bajo el sol. 


Canto III

Está la espera vacía.
                No te veo, luna.

La luz es negrura, 
el sentir, noche profunda, 
el alba un retorno fatal 
que me empujará a tu ausencia.

Tu aparecer es siempre parcial:
cara de luz, toda en ojos;
cara oculta, intriga y misterio.


Tu ausencia, ni ojos, ni luz:
mi cara oculta que brota
invisible, 
              inestable, 
sensación de vacío, 
intensidad de misterio, 
suspense que me sumerge
              en ese yo sin terreno.


Algo me grita dentro

que es para volver, 
pero ¿por qué te has ido?



Canto IV

Eres presencia total, luna, 
y lo invades todo con tu luz tenue 
hasta hacer brotar en brillo pálido 
de la misma entraña oscura, 
hasta llenar de sensaciones profundas 
los últimos pliegues de mi noche.

Tu mirar hierático y tierno 
se desliza en luz fría y sentimiento. 
Llegas a mi piel y me estremeces 
pero dentro me desbordas, me creces 
como al agua del mar cuando te siente.

Esa secreta atracción de tu intensidad 
me ha sacado de mí mismo 
y al mirar hechizado tu sonreír permanente 
me he sorprendido conmigo, 
                            con mi adentro intenso 
que solo aflora bajo tu luz velada.

Entonces ya no estás lejos. 
Mi mirar es tenerte cara a cara. 
Tu luz ya no es fría, 
se convierte en caricia suave, 
                       en profundo susurro 
                              en intensa ternura.

Luna llena, te siento así 
como si fueses mi alma.